jueves, 24 de mayo de 2012

Camino #12: Crece Enseñando




¡¿Yo?! ¡¿Un Maestro?!
La mayoría de las personas no se consideran a si mismas 'maestros', ¡¿Yo, un maestro?! Vemos el acto de enseñar como una profesión que requiere de un entrenamiento formal y de una certificación. Además, pensamos que debe existir una "habilidad natural" que hace que alguien sea un buen maestro.
Los "48 caminos hacia la sabiduría" nos dicen que 'enseñar' es una forma de vida básica para todos nosotros. Para adquirir sabiduría y para vivir conviértete en un "maestro". ¿Por qué? Porque si no puedes enseñar una idea, entonces eso significa que realmente no la sabes.
Recuerda cuando estabas en la escuela y el maestro de matemáticas preguntaba: "¿Quién sabe esta ecuación?". Tú levantabas la mano y él decía: "Adelante, ¡enséñala a tus compañeros!". Entonces tú comenzabas a murmurar: "Bueno, umm..." Creías que la sabías, pero cuando intentaste explicarla te diste cuenta de lo contrario.
Mientras no compartes una idea, no es tuya, es sólo una noción confusa en tu imaginación. Transmitir la idea a los demás la convierte en algo real. Has transformado el potencial en una realidad.

La Obligación de Enseñar
Debes saber que enseñar es una profunda obligación moral. ¿Por qué? Imagínate que alguien conoce la cura para el cáncer y no quiere compartirla con nadie. Esa persona está provocando que todo el mundo sufra. ¿Cómo lo llamaríamos? Un asesino.
Ahora imagínate la peor de las enfermedades - la más destructiva, la más dolorosa y la más contagiosa de todas: la ignorancia. La ignorancia pervierte a la gente y los lleva a hacer cosas que son contraproducentes. Conduce a tener una vida de sufrimiento. Causa que la gente arruine a sus propios hijos, a tener conflictos con sus esposos y a sufrir en un trabajo sin fin toda la vida. Todo esto es provocado por la ignorancia.
Si entiendes algo sobre la vida y no lo compartes eres un desconsiderado. Hay algo en ti que dice: "No me importan los demás. Soy un lobo solitario". Vivir en un vacío no es humano.
Si conoces el secreto de la felicidad, ¡compártelo! Si ves a personas caminando deprimidas, casi muertas, dales un poco de alegría. Si tienes la capacidad de hacerlo entonces debes ayudarlos, pues, de lo contrario, siempre cargarás en tu conciencia con lo que "podrías haber hecho".
Cuando reduces la ignorancia en el mundo - inclusive un poquito - le das un increíble regalo a la humanidad. Algunas enfermedades sólo pueden ser tratadas por doctores especialistas, pero la ignorancia puede ser tratada por cualquiera persona que se tome la sabiduría en serio.
Ayuda a curar los problemas del mundo. Acaba con la ignorancia. ¡Enseña sabiduría!

La Necesidad de Comunicar
Todos disfrutamos cuando ayudamos a cambiar la vida de los demás. Noventa y nueve por ciento del mundo - ya sean periodistas, psicólogos, dentistas, etc. - están motivados (aunque sea un poco) por ayudar a los demás. Es un impulso humano natural. Mientras más personas influenciemos positivamente, mejor nos sentiremos acerca de nosotros mismos.
¿Sabes cómo se juega al béisbol, verdad? ¿Alguna vez has visto a una persona agarrando el bate al revés? ¿Qué harías? Lo observarías bateando una o dos veces y después te acercarías y le dirías: "Perdóneme, no estoy criticando, pero si toma el bate del otro lado podrá batear mejor. ¿Por qué no lo intenta y ve si funciona?". ¡Le enseñas lo que sabes porque te duele observar a alguien perdiendo el tiempo - inclusive que esté en el equipo contrario!
Enseñar es una manera de crear un lazo eterno con otra persona. ¿Recuerdas cómo tu tío te enseñó a silbar, o cuando tu hermano te enseñó a tirar una pelota? ¡Esa acción creó un lazo! Con más razón, se creará una unión cuando enseñes un consejo de vida.
Tú tienes la capacidad de provocar un cambio dramático y positivo en la vida de los demás. No tienes que ser un doctor o un trabajador social. Con un poco de sabiduría puedes cambiar a la humanidad.
Piensa en experiencias de vida que te hayan cambiado. Probablemente hay algo te hizo madurar, o que te ha ayudado a tomar los problemas de mejor manera, o a ser más independiente, o a ser más tolerante. Si esa experiencia quedó grabada en tu memoria, entonces vale la pena compartirla con los demás.

Creando el Deseo
Si el hijo de tu vecino estuviera malgastando su vida, dirías: "¡Qué lástima!". Pero, ¿si fuera tu propio hijo? Actuarías de inmediato: doctores, terapeutas, rehabilitación, ¡cualquier cosa que ayude!
Entonces, ¿Cómo nos motivamos para enseñar a los demás? Simplemente te tiene que importar.
Cuando te importa, haces el esfuerzo. Si no haces el esfuerzo, ¡probablemente es porque no te importa lo suficiente!

El Efecto Boomerang
Es posible estudiar una idea y pensar que la entiendes, pero sin entender realmente su profundidad. Esta es la razón por la cual mucha gente puede ser inconsecuente - y a veces contradictoria en sus acciones.
El tener que explicar una idea a los demás te obliga a clarificarte a ti mismo. Te hace permanecer enfocado y estar seguro de que la información está siendo absorbida y digerida apropiadamente. Vas a examinar las cosas con mucho más detenimiento - los detalles, la secuencia lógica, etc. Al esforzarte para convencer a los demás, llegarás a convencerte a ti mismo.
Más aún, cuando enseñamos, estamos conectados con el impulso humano de la creatividad. Cuando sientes ese poder de la creatividad estás llegando a todo tu entendimiento. Una idea puede afectarte realmente. ¡Este es el real crecimiento!
Como dicen nuestros Sabios: "He aprendido mucho de mis maestros. He aprendido más de mis colegas. Pero más que nada he aprendido de mis alumnos".
Inténtalo. Enseñar te conecta con aquel instinto creativo que todos tenemos.

No Aburras a Tu Público
(Bostezo)... "Otra vez nos va a dar un sermón..."
No recites, no entretengas. Enseñar significa "conmover" a otra persona, hacerla apreciar que lo que sientes es importante. Empieza con una broma o con una historia divertida para captar su atención y así introducirla al tema.
Nunca pierdas de vista a tu público. Tienes que "sentir" cómo están reaccionando ante lo que estás diciendo. Generalmente, la gente está dispuesta a escuchar lo que sea - si es dicho de una forma que puede ser entendido y apreciado. Asegúrate de que lo que estás enseñando sea relevante.
Buenos maestros hacen que sus alumnos aprendan a enseñarse a si mismos por medio de preguntas estimulantes que descubren la esencia del mensaje. Cuando alguien hace una pregunta esto es una señal de que está interesado en aprender. Por otro lado, cuando alguien está escuchando una charla, su mente puede divagar e irse lejos, ¡muy lejos!

Clarifica Tu Objetivo
Sé claro y conciso. Explica en términos simples lo que quieres comunicar. Si no puedes resumir tu mensaje en una o dos líneas, eso significa que no está lo suficientemente claro en tu mente. Y sin lugar a dudas, tu público acabará confundido.
Imagínate que tienes 12 años y a pesar de las advertencias tu hermano menor continúa desordenando tu cuarto. "¡Mas te vale que no desordenes mi cuarto o voy a tener que romperte la cara!". ¿Es la amenaza de violencia lo que quieres comunicar? ¡No! Lo que realmente quieres es que sepa que es una falta de educación el desordenar el cuarto de otra persona y si lo hace sufrirá las consecuencias. ¿No es esto lo que querías transmitirle? Entonces el mensaje que debes dar es: "Ten en cuenta que así como tú no quieres que desordenen tu cuarto, a mí tampoco me gusta que desordenen el mío". ¡Así es mucho mejor! Le has enseñado un principio muy importante para vivir: "Ama a tu prójimo como a ti mismo".
Ahora bien, el segundo paso es, ¿cómo vas a transmitir el mensaje? No cómo lo vas a hacer enojar, o reprender, o hacer de él un enemigo. Por el contrario, ¿cómo vas a llegar a él? Tómate el tiempo para averiguarlo.
Deja de gritar. Deja de discutir. Empieza a enseñar. Empieza a "llegar" a la gente.

Enseña, No Prediques
"¡Yo no soy un predicador! ¿Quién soy yo para decirle a la gente lo que hacer?".
¿Qué es predicar? Predicar es dar información con fuego y azufre, sin prestar atención a lo que la audiencia está sintiendo. Un predicador ordena: "Yo soy la autoridad... Yo te enderezaré... Acepta lo que yo digo... No preguntes... Estaciona tu mente... Escúchame... ¡Obedéceme!".
Predicar es ser un semidiós, estimular a la gente y provocarlos emocionalmente. Eso no es enseñar. ¡Eso es lavado de cerebro! Y esa no es de ninguna manera la forma judía de enseñar.
¿Qué es enseñar? Enseñar es transmitirle a un ser humano independiente la claridad de un concepto. Es hacer que los demás vean y entiendan tu mensaje en sus propios términos. Habla "con" la gente, no "a" la gente. Hay que permitir que el 'estudiante' se ponga en contacto con aquello que ya conoce, y que de esta manera, lo re-descubra por si mismo.
Un maestro apasionado puede inspirar mucho, pero al final de cuentas, un maestro debe ser capaz de transmitir ideas de una manera en la que las emociones y los intereses no interfieran distorsionando el mensaje. ¿Entiendes la diferencia?
Si enseñas pensando, "los voy a enderezar", entonces nadie va a escucharte. Debes estar abierto a la retroalimentación. "Si estoy equivocado, por favor corríjanme". Dale espacio a tus estudiantes para que evalúen los argumentos y tomen sus propias decisiones. Ten confianza de que la verdad prevalecerá. De otra manera, los estás forzando a que se traguen tu idea.

Hazlo Real
Repasa tu material para saberlo a la perfección. Antes de comunicar una idea, repasa los puntos importantes, inclusive aunque ya hayas enseñado el material 100 veces. Esto fortalece tu confianza, para que en el momento de enseñarlo puedas enfocarte menos en el contenido y más en la presentación.
No puedes recitar notas muertas. El material debe ser real para ti. Tiene que estar vivo, y de esta manera algo mucho más sincero saldrá de ti. Como dicen los Sabios: "Lo que sale del corazón, entra al corazón".
Lo mejor es repasar en forma rutinaria, por lo menos una vez al año. ¡El Talmud dice que inclusive  repasó la Torá cuatro veces antes de transmitírsela a Moshé!

Inspira Acción
Enseñar no es sólo transmitir bits y bytes de información; es afectar un cambio de comportamiento. Piensa cómo transmitir para que los demás no sólo aprecien la idea sino que la pongan en práctica. De otra forma, no has tenido éxito enseñando.
Las ideas impactan a la gente. Las ideas cambian la manera de pensar y otorgan las herramientas adecuadas para cambiar nuestra manera de actuar.
Desarrolla un plan para dar buenas clases. Trabaja sobre los pasos para hacer que la gente realmente implemente lo que enseñas.
¿Por Qué "Enseñar" es un ingrediente para la sabiduría?

El examen para comprobar si has entendido o no una idea es enseñársela a otra persona. Hasta que no puedas enseñarla no la has entendido.
 Todos queremos ser buenos. Enseñar sabiduría a los demás te da el respeto propio de saber que no eres egoísta.
 Si tu propio hijo necesitara que le enseñes algo importante, te importaría lo suficiente como para enseñárselo.
 Enseña cuando puedas. Cuanto más practiques, mejor será para ti.
 Enseñarle a los demás es una manera significativa de expresar creatividad.
 Los estudiantes te obligan a ser honesto contigo mismo.
 Si tienes una idea sabia, es una obligación moral enseñarla.
 Enseñar a los demás contribuye a mejorar el mundo. 



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